El estallido de la guerra en Ucrania el pasado 24 de febrero provocó, además del estupor e indignación general, una ola de solidaridad espontánea e inmediata con la población ucraniana afectada por el conflicto bélico.

El estallido de la guerra en Ucrania el pasado 24 de febrero provocó, además del estupor e indignación general, una ola de solidaridad espontánea e inmediata con la población ucraniana afectada por el conflicto bélico. Un grupo de tres amigos donostiarras, Sasio Hernández, su hermano Gatxu Hernández y Borja Gaiztarro, ante la tragedia humanitaria que acaba de desatarse, decidió que no podían quedarse con los brazos cruzados y en un plazo de 48 horas organizaron un convoy con ayuda humanitaria para repartir en la frontera de Ucrania con Polonia.

En ese breve plazo de tiempo despertaron la solidaridad de su entorno más cercano y consiguieron donaciones de material útil para cubrir las necesidades de los cientos de refugiados que cada día huían de Ucrania: alimentos, ropa, medicinas y material de construcción. Cargaron todo en una furgoneta cedida por unos amigos y emprendieron viaje hacia la frontera un viernes a las siete de la mañana. Llegaron el sábado a las seis de la tarde a la ciudad polaca de Medika donde establecieron contacto con las ong’s que estaban trabajando en el lugar, a las que hicieron entrega del material humanitario que portaban.

En ese viaje también contemplaron la posibilidad de trasladar a personas refugiadas que quisieran trasladarse a España. Una vez en Medika entraron en contacto con dos mujeres, Julia y Diana, madre e hija, que manifestaron su deseo de viajar a España para alojarse con unos amigos de Conil de la Frontera, y se pusieron en ruta de vuelta con ellas. Llegaron a San Sebastián, donde pasaron la noche en casa de Sasio, y al día siguiente les trasladaron a Zaragoza donde cogieron un tren que les llevó hasta Cádiz.

El viaje no hubiera sido posible sin la rápida colaboración desinteresada de numerosas personas y empresas locales: Elena Campión e Iñigo Azkue con su cesión de espacio para el almacenamiento del material y el préstamo de su furgoneta para hacer el viaje, la farmacia María Jesús Bilbao de la calle Miracruz que aportó medicinas y material de cura y primeros auxilios, Ibon de la empresa Seyprel que nos dio gafas, guantes, mascarillas, etc. y las aportaciones económicas para cubrir los gastos del viaje de Galerías Gipuzkoa, de Donostia, Etxabe decoración, de Zarautz, Caramelos Reineta, también de Zarautz.

Esta experiencia acrecentó las ganas del grupo de voluntarios donostiarras de continuar ayudando lo que les llevó a la creación de la asociación GUK UCRANIA a través de la cual van a canalizar la ayuda que el colectivo de refugiados ucranianos necesite.