El viaje que hicieron de forma espontánea Sasio, Gatxu y Borja a la frontera de Polonia con Ucrania el pasado mes de marzo para llevar ayuda a la población que huía de la guerra no fue el único.
Casi de forma simultánea otros donostiarras organizaron de forma urgente expediciones particulares con el objeto de prestar ayuda in situ a la población ucraniana. Es el caso de Ignacio Montero, un joven de 25 años, que ahora es socio de Guk Ucrania, que el 13 de marzo se plantó en la frontera para ayudar en lo que fuera necesario.
¿Cómo te lanzaste a la carretera, qué te motivó a hacerlo?
Es cierto que nada más comenzar la guerra, en cuanto empezaron a llegar imágenes de la gente desplazada decidí que algo había que hacer. Al principio no sabía muy bien cómo se podía ayudar, me acuerdo que empecé entregando ropa en diferentes puntos de la ciudad, hasta que me enteré que mi tío Borja Gaiztarro, junto con nuestro amigo Sasio iban a ir hasta la frontera de Ucrania. Ese mismo día llamé a Ramón Mayor, que no dudó ni un segundo en animarse a la aventura.
¿Cómo fue la logística?
En cuanto a la logística, la verdad que todo fue perfecto, desde el momento que dimos a conocer nuestro viaje por redes sociales, muchísima gente nos empezó a ayudar, desde aportaciones económicas hasta ropa, alimentos…etc. Contactaron conmigo la Fundación Goyeneche y la empresa ViralGen y nos suministraron el 90% de todo lo que llevamos. El viaje lo preparamos en un día, miramos las diferentes rutas posibles y con los consejos de Sasio, nos decantamos por una.
¿Qué material llevaste?
El material que llevamos se compuso de ropa de invierno, comida y medicinas. Gracias a las aportaciones voluntarias en dos días teníamos el coche cargado. La comida se componía básicamente de alimentos no perecederos y comida para niños pequeños y bebés. La ropa de invierno fue la tienda Hawai quien nos suministró todo.
¿Qué te encontraste cuando llegasteis a la frontera?
Es cierto que llegamos a la frontera sobre las 21:00, ya era de noche y no había nadie por las calles, la verdad es que fue bajarnos del coche y sentimos una tensión que nunca antes habíamos experimentado, lo último que sabíamos es que estaban bombardeando una ciudad ucraniana a 40km de la frontera donde estábamos. Descargamos todos los materiales en un almacén y fuimos a un polideportivo a recoger a la familia que nos traíamos a Donosti. En 1h salimos de la frontera para alejarnos lo máximo posible.
¿Qué tal fue la coordinación con las organizaciones locales?
La coordinación con las organizaciones locales fue una auténtica maravilla, desde que dimos a conocer nuestro viaje me contactaron varias, pero si quiero hacer una mención especial a Chernobil Elkartea, fueron quienes me llamaron primero y quienes organizaron todo para poder traer una familia a Donosti. Ha día de hoy tanto Ramón como yo tenemos una gran relación con ellos y colaboramos con ellos en lo que podemos.
¿Qué te ha aportado esta experiencia?
La experiencia ha sido tanto para Ramon como para mi, la mejor experiencia de nuestras vidas, fue duro y el cansacio al final del viaje es terrible, pero merece la pena 100%, no podemos estar más orgullosos de lo que hicimos, ahora tenemos una familia ucraniana en Donosti que es parte de nuestra familia.
Ahora estás colaborando con Guk Ucrania. ¿Es mejor prestar la ayuda a través de una organización?
Sí, es mucho mejor prestar ayuda desde una organización, por que sabes que la ayuda va a llegar directamente a los necesitados, estas organizaciones ya han hecho un trabajo anterior para que a toda aportación se le de un buen uso. También es verdad que estas organizaciones son las que van a estar ayudando día a día ya que mucha gente solo ayuda una vez y se olvidan.